Sólo quería encontrar a la princesa, para estar con ella.
Fracasé, destrozando todo lo que toqué, aún incluso cuando trataba de evitarlo.
Malgasté todas las balas de fogueo disparando al cielo, y ahora no me queda munición.
Ya no me queda tiempo que perder, ni nada, aparte de deudas, que nunca podré devolver.
Me iré allí, al lugar donde ya nada vale nada, donde no existe el tiempo, atrapado en mi infierno particular, en el que mis recuerdos, y sobre todo mis errores, me atormenten una y otra vez, sin descanso.
Es curioso ver como la necesidad por ciertas cosas desaparece cuando pierdes lo que más quieres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario